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TEATRO Planeta vulnerable
Jueves, 28 de junio de 2018
«Planeta vulnerable» es una colección de 10 obras cortas, dirigidas a despertar la conciencia y la sensibilidad de los espectadores hacia los problemas que afectan a la sostenibilidad en nuestro planeta. Han sido elaboradas en el marco del proyecto de «Nuevo Teatro Fronterizo» que dirige el dramaturgo José Sanchís Sinisterra, y que llegan al Parque de las Ciencias de la mano de la Escuela Remiendo Teatro.
- Fecha: Jueves, 28 de junio
- Hora: 20.00 horas
- Lugar: Hall del edificio Macroscopio. Parque de las Ciencias.
- Dirigido a: Público general a partir de 12 años
- Precio: Gratuito, con inscripción previa.
En el programa se interpretarán 3 lecturas de «Planeta vulnerable»:
«Lavinia», de Gracia Morales
Esta pieza la autora aborda por una parte, la influencia del cambio climático en los desastres ambientales y, por otra, nuestra actitud, como sociedad, ante un paulatino suicidio de la vida humana en nuestro planeta. Vivimos esta amenaza con alarma o resignación, con incredulidad o histeria, pero, de cualquier modo, es necesaria una acción eficaz por detener o al menos ralentizar dicho proceso.
«Hasta que el infierno se congele», de Xavi Puchades
En 1967, Texaco abrió su primer pozo petrolífero en la selva amazónica ecuatoriana. En 1990, había perforado más de 400 pozos y se marchó, dejando un millar de piscinas artificiales repletas de vertido tóxico. En 1993, diferentes comunidades indígenas llevaron a los tribunales a Texaco-Chevron. El caso, conocido como «el Chernóbil de la Selva», todavía está en los tribunales. Sobre este litigio, un portavoz de Chevron declaró hace poco: “Vamos a seguir peleando hasta que el infierno se congele”. Esta pieza breve surge de la impotencia ante tal muestra descarada de impunidad. Pequeños fragmentos congelados de nuestro infierno cotidiano.
«Las velas», de Eva Redondo
Sumergido, sin localización fija y con un tamaño aún incierto, se encuentra en las profundidades del Pacífico, el séptimo continente; una basta extensión conformada por millones de partículas de plástico. La autora piensa en esta isla de basura como en sopa no digerida, como en futuro vómito del mar hacia la tierra, de la naturaleza a la civilización. Mientras navega a sus anchas por el Océano, cientos de especies acuáticas y pájaros marinos mueren envenenadas por la ingesta de estos desechos tóxicos. Entretanto, el ser humano sigue inmerso en su espiral de consumo, como si su desmesurado apetito pudiera llegar a saciarse.